¿Conocéis la máxima de “no te acostarás sin aprender algo nuevo cada día”?. Pues hoy yo hoy ya me puedo ir a la cama tranquilo. ¿Por qué? Porque hoy he aprendido que la piña, el fruto como tal, es el símbolo internacional de la bienvenida y la hospitalidad. Pues muy bien, pensaréis, ¿y eso a qué viene?

Pineapple, su traducción al inglés, es el nombre de la nueva revista que esta semana presentará internacionalmente Airbnb, la web/app que permite compartir alojamiento, alquilar espacios y viviendas entre particulares en cualquier parte del mundo bajo el concepto de economía colaborativa. Con una tirada inicial estimada de 18.000 ejemplares (+ 1.000 descargables online), 128 páginas y un coste de 12 dólares (9 libras en UK y 11 euros en Europa), la revista se distribuirá en quioscos, librerías, tiendas de conveniencia, etc. y presentará trimestralmente tres ciudades con guías, tours, fotos, consejos y demás información curiosa sobre viajes y viajeros que utilizan la plataforma web como modo de viajar y conocer mundo a precios competitivos.


En su primera edición, Pineapple, que no incluirá publicidad externa ni noticias de la propia Airbnb como tal, al menos en principio, incluirá una guía sobre Londres, un ensayo fotográfico sobre San Francisco y un tour culinario sobre Seúl, todo ello con especial protagonismo, al igual que su web corporativa, de la fotografía y el diseño.

Para quienes no conozcan Airbnb - que de todo hay en este mundo - decir que es una compañía fundada en California en 2008 por tres amigos que gracias a las deudas que acumulaban con sus respectivos caseros en concepto de renta decidieron subir anuncios en la red y ofrecer un sofá (de pago) para viajeros en el salón de sus casas. Seis años más tarde, su valor como empresa asciende a diez mil millones de dólares, cuentan con más de 800.000 mil referencias que han alojado a más de 20 millones de huéspedes, ofertan espacios en más de 34.000 ciudades, entre ellos 600 castillos y un iglú, y tienen presencia en 190 países. Ahí es ná.


Pero claro, como reza el claim de la película sobre Facebook, “La Red Social”, nadie hace un millón de amigos sin buscarse un enemigo. En este sentido, son muchos los detractores de este tipo de negocios basados en la economía compartida o colaborativa y que permiten que vendedores y consumidores, ignorando las reglas que marcan las grandes corporaciones y lobbies, e incluso los gobiernos, puedan conectar directamente entre ellos y espabilarse a su modo. Para algunos entiendo que es miedo, inadaptación o rechazo al progreso y para otros es pura lógica fiscal: economía sumergida.

Sea cuál sea tu punto de vista, que para todo hay versiones, lo que sí es cierto es que Airbnb está cambiando las reglas del juego en cuanto a viajar se refiere, al igual que cada día más comienzan a surgir plataformas, iniciativas o negocios en casi cualquier ciudad fomentando el coworking, el bookcrossing o el carsharing. Para gustos, los colores.


Y hablando de colores, los de su logo en este caso, Airbnb también saltó a la opinión pública este verano, en parte gracias a las redes sociales, debido a su cambio su logotipo corporativo (creado en dos horas por pura necesidad) y el lanzamiento del nuevo, denominado “Bélo” (del inglés belong to), una especie de clip de oficina doblado con una “A” interior sobre fondo rojo apagado y que muchos interpretaron como una vagina, un pene y otros tantos parecidos más o menos razonables, casi todos ellos con connotaciones sexuales. Los “memes”, que así se llaman las sátiras virales que circulan por la red a diario, no tardaron en surgir y ellos se subieron al carro lanzando una herramienta – Create Airbnb – que permitía diseñar tu propio avatar a partir de la “vagina” imaginaria. Meses después y tras más de 20.000 versiones diferentes compartidas por los usuarios ya ni se me asemeja a una vagina ni me acuerdo del color que tenía antes el logo (azul). Veremos si pasa lo mismo con el icono de iTunes (rojo desde hace dos semanas).

Lo dicho, a leer y a viajar, que de todo se aprende…


La semana pasada, la cadena textil H&M presentó un libro que, con el título The first ten years, celebra una década de exitosas colaboraciones entre la firma de origen sueco y prestigiosos diseñadores de renombre internacional y cuyo lanzamiento coincidió en fecha con la presentación de la última de ellas junto a Alexander Wang, director creativo de Balenciaga y verdadero “niño prodigio” de la moda, uno de los eventos del año a juzgar por las colas e histeria generalizada en los alrededores de los establecimientos de la firma en medio mundo desde horas, e incluso días, antes, al más puro estilo “groupie” de One Direction…o de Bustamante, que no sé qué es peor.
Precedidas en el tiempo por el boom de las licencias (¿o pensabais de verdad que Ágata Ruiz de la Prada diseñaba estuches para el colegio?), las colaboraciones entre firmas de moda viven a día de hoy un subidón sin precedentes y a nadie le parece extraño ya que un reputado rapero diseñe para Adidas o Nike, un decorador de interiores firme piezas de porcelana de Lladró o que un señor tan lúgubre como Karl Lagerfeld reinterprete su versión de “la chispa de la vida” en una botella de Coca Cola Light (ironía ModeOn).

En el caso de las licencias, poniendo de ejemplo las asociaciones entre fabricantes de coches y firmas de moda, tuvieron su momento álgido hace un par o tres de décadas y - si bien no recuerdo haber visto a ningún cliente haciendo noche frente a un concesionario la noche antes del lanzamiento del Opel Corsa Don Algodón - tuvieron su público, generaron nuevas oportunidades, dinamizaron el mercado y seguro que fueron modelos muy rentables, o no. Su posterior “adaptación social” y el propio mercado ya se encargaron de poner a cada uno en su sitio de nuevo.


En cuanto al modelo actual del cobranding, que así también se las pueden llamar a las colaboraciones, éstas suelen beneficiar a todas las partes que intervienen en el proceso. En el caso de la moda, las enseñas o diseñadores que cruzan estilos e intereses con fines artísticos, solidarios, conceptuales, comerciales o cualesquiera que sean, se han convertido en un verdadero fenómeno que últimamente está rozando lo anormal, en algunos casos, y lo irreal en otros. Adidas, por poner un ejemplo, ha presentado en una misma semana, la pasada, no menos de tres colaboraciones diferentes; con el “alado” Jeremy Scott (again), con la firma británica Barbour y con Mary Katrantzou, diseñadora de origen griego que arrasa desde Londres con sus estampados surrealistas…un Desigual pero en molón, vamos….

Desde mi perspectiva, siempre subjetiva, e iletrada… el género de las colaboraciones entre marcas de moda, que ha encontrado su verdadero caldo de cultivo en el streetwear y en la moda más casual… y terrenal, implica numerosas ventajas y beneficios para todos los que participan en el proceso -fabricantes, retailers y consumidores -. Así, generan impacto mediático, aumentan la notoriedad de marca y la visibilidad, generan emociones entre su público objetivo, fidelizan, atraen nuevas audiencias que probablemente desconocían, permiten modificar el posicionamiento, en algunos casos, y finalmente, pueden hacer que se multipliquen las ventas.


Pero no siempre es coser y cantar. Primero hay que encontrar un partner que congenie contigo. Lo ideal sería que respire los mismos valores y utilice los mismos códigos que tu marca, si bien no es lo más importante. Y es que casos se han dado de cobrandings entre firmas que casaban igual que un huevo y una castaña y luego han resultado ser superventas.


En cuanto a la parte negativaen no es lo más importante (queado de firmas que parecr un "irmas, retailers y pde cultivo en el streetwear y en la moda m firm de las colaboraciones destaca el peligro de canibalizar el mercado y el riesgo que suponen, en términos de ventas e ilusiones, los teasers que muestran un avance meses antes, ya que cuando la colección cápsula, que así se la suele denominar, o lo que quiera que sea que hayan creado, llega al común de los mortales, ésta puede suponer un fracaso porque no cumpla con las expectativas que levantó….Claro qué, para gustos los colores. Suele suceder, aviso.
Quince años después de abrir su primer establecimiento en Saint-Germain des-Prés (París), la editorial Taschen ha decidido cruzar el Sena y ubicar una pop up store en el corazón del cosmopolita y trendy barrio de Le Marais. 


Ubicada en el número 24 de Vieille-du-Temple, la tienda temporal de Taschen cuenta con un total de 60 metros cuadrados distribuidos en dos plantas y una fachada colorista y vital. En la planta baja encontramos los ejemplares más recientes de la editorial y en la planta superior se ubican los ejemplares más raros y las colecciones exclusivas y las ediciones de coleccionista. 



Abierto desde principios de mes, el nuevo espacio de Taschen, que cuenta con otros 10 establecimientos en todo el mundo ha sido bautizado como "bookworm" (ratón de biblioteca) y mantendrá sus puertas abiertas hasta finales de diciembre. En España de momento no tienen tienda propia, si bien ya montaron un espacio efímero antes del verano en el espacio La Vaquería en Madrid


Para los que no la conozcan, Taschen es una editorial de prestigio internacional especializada en arte, fotografía, cultura, diseño, erotismo, arquitectura y música fundada en Colonia en 1980 por Benedikt Taschen, siendo además un referente por aunar calidad y precio asequible en un producto"cultural". También editan dos revistas al año con sus novedades a modo de catálogo disponibles de forma gratuita tanto en la web (formato pdf) como a través de su app para iPad o smartphone en Apple Store. 

Si, señores editores de la competencia, si Taschen edita libros a precios para todo tipo de bolsillos, ustedes también pueden...Tomen nota. 
Como aún no he superado el trauma postvacacional, recurro en este post de inicio de temporada al recurso fácil que supone escribir sobre el rapero, productor,  filántropo - y de todo un poco - Pharrell Williams, quien una vez más vuelve a la primera línea de fuego gracias a su incorporación como “coach” en la versión americana de The Voice y que acompañará a Gwen Stefani, (No Doubt), Adam Levine (Maroon 5) y el cantante de country Blake Shelton como mecenas de futuros talentos musicales en el “talent show” emitido por la NBC.  Vamos, un homónimo de Bisbal y Melendi con menos pelo, más flow y un poco más de estilo.


Sin entrar a valorar su talento musical, que entiendo que es amplísimo, ya sea junto a Chad Hugo en The Neptunes, Daft Punk o en solitario, el ubicuo Williams es además noticia este mes porque el prestigioso diario neoyorquino The Wall Street Journal le ha dedicado la portada de su especial de moda Otoño/Invierno al rapero de Virginia, quien en una elegante sesión dirigida por el fotógrafo alemán Peter Lindbergh pasea palmito con prendas de estilo sartorial de Dior Homme, Lanvin, Bally e incluso calzando unos loafers de Church´s. Nada más alejado de su informalidad habitual y cuyo resultado es impecable.



Por si fuera poco, Williams celebra también este mes su reciente nombramiento como “Man of the Year” por la versión británica de la revista GQ en la categoría de “Single Artist”, galardón que comparte junto a personajes de la talla de Van Morrison, Colin Firth, Lewis Hamilton o Ringo Starr, entre otros.



 Así, en su edición de octubre, disponible desde esta semana en los quioscos, la versión inglesa ha preparado un especial con seis portadas exclusivas con varios de los galardonados, entre los que destaca la portada de Pharrell inmortalizado por el dúo creativo afincado en Barcelona Hunter & Gatti (Cristian Borrillo y Martín Cespedes) y que “sacan los colores”, literalmente, al Rey Midas del momento (ojo!!! abrigo de cuero blanco no a todos queda bien, aviso….).

El resto de portadas, con fotografías entre otros de Tom Munro y Mariano Vivanco, rinden tributo a otros cinco premiados: Kim Kardashian (que bueno tener un marido archi de todo….), los actores Jonah Hill y Colin Firth y los músicos Van Morrison y Ringo Starr.

Pues nada, para algunos el mes de septiembre es un suplicio y para otros es como para seguir celebrando al sol de Ibiza.  Sea como fuere, y por cerrar el círculo que rodea al músico americano, lo que podemos hacer el resto de los mortales para parecernos a él es hacernos ya con una de sus fragancias que, bajo el paraguas de la firma japonesa Comme des Garçons, y con packaging firmado por KAWS (del que ya os hemos hablado anteriormente) presenta este mes con el nombre de GIRL, con guiño incluido a su último álbum y su política - y medidísima – campaña en favor de la mujer. Enhorabuena Pharrell, yo he tenido meses peores.


Lo único bueno de no contar con una legión de seguidores en la Red es que en este mes de asueto blogero nadie me ha echado de menos. Eso quita bastante presión, si bien también te hace plantearte el futuro con otra perspectiva. Ya que sé, a ciencia cierta, que no me voy a forrar con esto del blog (aunque ya lo intuía) es hora de retomar mis cosas donde las dejé. Juro que no ha sido por vagancia ni por vacaciones...o si un poco de todo, ahí lo dejo, que cada uno de mis miles de seguidores saque sus propias conclusiones; son gratis. 

Vuelto a la tierra - blogger - el otro día me llamó la atención en La 2, ese reducto televisivo para culturetas, progres, profesionales de la siesta-documental, del ciclismo veraniego y fans acérrimos de Jordi Hurtado (ojo, 17 años en antena de Saber y Ganar, olé!!!), un documental monográfico en su programa Metrópolis (aquí el link) dedicado a los más de 25 años de carrera artística de SUSO33, grafitero, artista multidisciplinar, filósofo de la vida y en ocasiones, visionario y temerario a partes iguales (esto es opinión, no afirmación). En él, el propio artista relata  su vida y milagros - profesionales - incidiendo en cada una de sus épocas, que abarcan desde el grafitti iconográfico, e ilegal, a la intervención, legal, en espacios públicos, galerías de arte y certámenes de todo tipo hasta los espectáculos multimedia que conjugan danza, música y audiovisuales. 



Hay quien dice que es un vendido (entiendo que lo dicen quienes no han expuesto como él en el MNCARS, Caixa Fórum o Artium, entre otros museos de renombre)  y quien cree que el arte es lo que fluye de las personas y no dónde se da o se muestra al espectador. Para gustos y opiniones, los colores. Yo no entro. Lo que sí que me quedó claro es lo espectacular y vistoso de algunas de sus creaciones, como el mural sobre una medianera a la vista, a modo de trampantojo rollo fractal, en el madrileño barrio de Tetuán. Ojo también a la música (hip hop) del documental plagada de referencias en sus letras al mayúsculo artista. Si vas a ver el documental, prepara Shazam antes. 




Cambiando de tercio pero siguiendo con el arte urbano, algo con más audiencia potencial que La 2, es el nuevo proyecto impulsado por el Google Cultural Institute (si, tienen de todo...). Hermano pequeño del Google Art Project, que ofrece desde 2011 visitas virtuales y un sinfín de posibilidades multimedia (megazoom incluido) sobre más de 50.000 obras de arte y más de 50 museos en todo el mundo - MoMA, Thyssen Bornemisza o Rijksmuseum incluidos, nace ahora Street Art Project. 

Esta última iniciativa permite a los navegantes explorar colecciones e intervenciones en espacios públicos de arte urbano y conservarlos digitalmente para generaciones posteriores (si es que no peta un día la Red), eludiendo así el degradamiento natural con el paso del tiempo, lo efímero de algunas propuestas o las medidas legales (y su consiguiente desaparición) de algunas corporaciones municipales. Además puedes crearte tu propia base de datos de obras o artistas, geolocalizarlas, compartirlas con tus contactos o redes sociales y muchas más posibilidades que los amigos de Google nos han preparado. 


Dicho esto ya puedes pasarte la tarde viajando de una punta a otra del mundo cotilleando rincones de tus ciudades favoritas y buscando artistas y obras a golpe de click de ratón. O no me digas que cuando presentaron el Google Earth no te tiraste una semana entera viendo el mundo en plano cenital vía satélite buscando tu casa, la piscina de tu barrio o el chalet de CR7? 

Que te diviARTEs....



Recuerdo que hace muchos años mi padre me contó que un conocido suyo había patentado un sistema para localizar las pelotas de golf perdidas en las salidas a campo. Al parecer son miles las que se pierden diariamente en todo el mundo. El sistema, creo recordar, se basaba en la utilización de un chip del tipo de aquellos que se ponían en llaveros para localizarlos mediante un silbido. 


Sea como fuere - desconozco cómo le fue a aquel señor y si ganó dinero o no con ello - ahora leo que una marca australiana de nombre japonés, Tzukuri, ha desarrollado unas gafas de sol que incorporan una baliza de geoposicionamiento que permite ubicarlas en todo momento gracias a su sincronización con una app para iOS (no, no está disponible para Android). La baliza, de nombre iBeacon, es un sistema de posicionamiento en interiores desarrollado por Apple de bajo consumo y coste que permite notificar a un dispositivo la proximidad, en este caso, de las gafas que lo incorporan. La idea es, en espacios cerrados, marcarte la distancia y mostrarte un mapa con la última ubicación disponible en el caso de los espacios al exterior, además de la posibilidad de configurar alertas y notificaciones a la que te alejas unos metros de las gafas. Hala, solución al canto para los despistados. Tengo un par de amigos a los que esta idea les va a arrasar, en serio -y a su bolsillo no te quiero ni contar-. 

Si bien esto no te parece muy allá - de poco impresionables está lleno el mundo - lo mejor de todo es que Tzukuri, además, supone el ejemplo a seguir en cuanto a diseño dentro de lo que se conoce como wearable technology (tecnología que puedes vestir, para los alérgicos al "anglonaming") ya que por primera vez han sido capaces de aunar diseño y tecnología de forma lógica y ponerte sus gafas no te hace parecer recién sacado de un cómic de ciencia ficción.



La colección, que si bien ha sido presentada ahora, no estará disponible hasta el próximo mes de diciembre - es lo que tienen los australianos, que van a deshora - cuenta con seis modelos basados en diseños clásicos renovados (como quería decir esto......ahora si que soy un periodista de moda), en tres tallas diferentes para la perfecta adaptación a la fisonomía de cada cliente, se fabrican en acetato de alta calidad y montan cristales anti reflectantes polarizados e irrompibles fabricados en la prefectura japonesa de Fukui que, por lo que afirman en su web, viene a ser lo que Ubrique al cuero.




Tanto si eres de los despitados como de aquellos que gustan de lo último de lo último ya puedes realizar una prereserva en su web. Del precio no dicen nada, si bien ya he investigado en otros blogs y foros y parece ser que saldrán a la venta por unos 250 euros. Si tu caso es el de los dejados echa cálculos a cuántas Persol, Rayban o Mr Boho has perdido y cuánto ahorrarás a partir de ahora. Ojo, sale a cuenta. Repite conmigo: Tzu-ku-ri.


Desde el principio, la idea de este blog era la de poder expresar en él todo aquello que, desde el punto de vista de la moda y el diseño, me pareciese curioso, original y que además, en cierto modo sea actual. Subjetivamente, sí. El criterio con el que lo hago no sé hasta que punto es el más acertado, pero si meto la pata o no soy el tipo más concreto (o correcto) en las propuestas, para eso están los comentarios. Os invito de hecho a que seáis críticos más que pelotas; soy un tipo duro. Aguantaré la presión. O no, ya veremos.


Comento todo esto porque lo siguiente de lo que os voy a hablar es una mera curiosidad que me tiene loco, aunque no sea diseñador, ilustrador o mi trabajo nada tenga que ver con las artes. Resulta que cuando todos pensábamos que el Pantone, el sistema de identificación, comparación y definición del color para artes gráficas más reconocido y utilizado internacionalmente, creado en 1963 por Lawrence Herbert, no es, al parecer, el sistema de definición cromática más antiguo del mundo. WTF? Sí, no lo es.



Según he leído en Ultralinx, recientemente se ha descubierto un libro titulado "Traité des couleurs siervo à la peinture à l' eau" que supone la prueba efectiva de que 300 años antes de que el Pantone se patentase, alguien se adelantó a Herbert en la idea de organizar los colores y clasificarlos a modo de guía detallada acerca de la mezcla de acuarelas dirigido en principio a pintores, artistas y escribas de la época. El libro, escrito por un autor holandés conocido como A. Boogert, del que poco se sabe, data de 1692, consta de 800 páginas y en él se explica, a través de ilustraciones y muestras de color pintadas a mano, cómo crear ciertos matices y cambiar sus tonos mediante la adición de varias partes de agua a la mezcla de color, así como plantea diversos pigmentos, pinturas, barnices e impresiones sobre diferentes texturas.



Todo un tratado de color con tres siglos de vida que, según los expertos, e incluso atendiendo a los estándares modernos, es sumamente preciso tanto en la forma como en la descripción de los colores. Pues lo dicho, una curiosidad que ahora puedes ojear en este link. Buen fin de semana!!!
Al igual que hace un tiempo hablé de Tom´s y algunas de sus iniciativas solidarias, en este post, y aprovechando que cada día la primavera comienza a brillar con más fuerza (de calor de momento no hablamos), voy a hablar de Etnia Barcelona.


Sí, he decidido que mis próximas gafas de sol van a ser de esta marca. ¿Por qué? Porque son de aquí, aunque las hacen aquí y allí (que no me ha quedado del todo claro), porque Etnia Barcelona representa los valores de una marca global, vital, joven, justa y solidaria y porque sus productos son medioambientalmente responsables, originales y suponen un must have y una tendencia en más de 40 países donde ya cuentan con distribución, además de vender en la Red a través de su shop online.

En este sentido, este mes de abril su fundador, David Pellicer, un catalán que con 23 años allá por 2003 reinterpretó el negocio familiar, acaba de presentar junto al fotógrafo Steve McCurry y la ONG Africa Rising una colección cápsula que, bajo el nombre Wild Love Africa, toman la inmensidad, la fauna, el colorido y las texturas de la África más salvaje como modelo de inspiración. La parte solidaria viene de que el 2% de las ventas globales, desconozco si de la marca o de la colección, se destinarán a promover las iniciativas y proyectos de desarrollo de la organización solidaria que, dicho sea de paso, está presidida por Ndaba y Kweku Mandela, nietos del mítico líder sudafricano. A los fans de los números deciros que en 2012 vendieron 450.000 pares de gafas, un 30% más que en el año precedente. Ahíesná, y desde Esplugues de Llobregat, Barcelona. Olé!!!


Volviendo a la colección, que se compone de tres modelos - unas circulares con acabado "cat-eye" y estilo vintage para mujeres, una versión masculina con forma pantalla, más elegante y discreta y un modelo unisex con estampado tipo cebra - está fabricada en acetato de celulosa (un derivado del algodón) y compuestos orgánicos naturales que hacen de la gafa un producto de moda eco-friendly, 100% reciclable y biodegradable.

Por si todo esto no sumase, que lo hace, Etnia Barcelona se ha valido del prestigioso fotógrafo Steve McCurry para inmortalizar la campaña de imagen de la colección. Para quien no lo sepa, McCurry es, además del fotógrafo elegido para disparar con el último carrete Kodachrome de la historia, el autor de de una de las fotografías más conocidas e icónicas de la historia, publicada en una portada de National Geographic en el año 1985. En ella, por si aún no sabéis a qué foto me refiero, aparece una niña de impactantes ojos verdes tomada un año antes en el campo de refugiados de Nasir Bagh (Pakistán) y cuya historia se conoció globalmente trascurridos otros tantos años cuando el autor y la editorial decidieron acudir en busca de la niña de la que desconocían cualquier dato. Desde estas lineas decir también que muchos vieron en este hecho ciertos aspectos de inhumanidad del autor. Para gustos, interpreta tú mismo. 


Dejando el tema McCurry atrás y volviendo a Etnia Barcelona, esta colaboración no es la primera de la marca con el mundo artístico. El pasado año, Etnia Barcelona presentó una colección de gafas exclusiva junto a la Fundación Yves Klein, que por primera vez en su historia legó los derechos de su patentado color a un producto de moda, y que se presentó, como no, en Colette Paris, así como anteriormente la firma había colaborado en su colección Paris-Tokyo (la que probablemente globalizó la enseña) con el fotógrafo nipón Nobuyoshi Araki, conocido entre otros hitos por ser altamente censurado en su país dado el carácter pseudopornográfico de sus instantáneas. 


¿Si te pregunto ahora qué gafas de sol te apetecería llevar este verano a la playa, dirías Etnia Barcelona? Si es así dímelo y quizás pida una comisión a la marca. Hastaluego...
El próximo domingo día 13 de abril (un día más tarde en España), se estrena el primer capítulo de la séptima temporada de Mad Men, la serie de culto de la cadena AMC que retrata, desde la perspectiva del día a día en una agencia de publicidad neoyorquina, a la sociedad americana de los 60, siempre con la doble moral en el punto de mira. 

Para esta temporada, los responsables de la serie han encargado a Milton Glaser, el diseñador e ilustrador padre de uno de los logos más reconocibles y extendidos de la historia, el mítico "I Love NY" y cofundador de la revista New York Magazine, el diseño del cartel que presenta la que será la última temporada de la saga, si bien ésta se emitirá en dos tandas de siete capítulos entre esta primavera y principios del año que viene. 


El cartel diseñado por Glaser muestra, en clave "Art Noveau" la silueta de espaldas de Don Draper, verdadero alma máter de la serie, al que acompañan un rostro femenino y una botella que vierte líquido sobre una copa, reflejo y resumen de la esencia de la serie en torno a la personalidad de los yuppies neoyorquinos, viciosos, machistas y siempre impecables en sus formas, que no en sus maneras, todo ello en un tono colorista y psicodélico, reflejo del hippismo incipiente de la época. Os dejo un link de www.marketingdirecto.com en el que podéis ver los seis anteriores y ya decidís cuál es vuestro favorito. 

Hablando de impecables formas, la serie destaca además por el cuidado, y premiado, estilismo de sus actores, actrices e incluso espacios, que reflejan fielmente las modas y tendencias de la época en un perfecto ejercicio de revisión histórica y de adaptación a los tiempos que queda patente tanto en los patrones utilizados como en los colores y estampados de las prendas y en los muebles que decoran los despachos de las oficinas de Madison Avenue. 



El honor de tan acertado vestuario, al menos en su versión masculina, se le concede a la mítica firma americana Brooks Brothers, responsable, entre otros proyectos cinematográficos, de vestir a los galanes que pasean su palmito por los Hamptons junto a Di Caprio en el remake de Baz Luhrman sobre El Gran Gatsby, de acompañar a George Clooney por todos los aeropuertos americanos en Up in the Air o a Chuck Bass en la serie Gossip Girl, que narra las aventuras, y desventuras, de los JASP del Upper East Side. Mención aparte merecen las numerosas apariciones de la firma en la novela de Bret Easton Ellis, American Pshyco, para describir el estilo y gusto refinado de su protagonista, el psicótico y psicópata Patrick Bateman. Aclaro, en la novela, no en la película, que puede ser pero que no se la recomiendo ni a mis enemigos. 


En cuanto a Brooks Brothers, para los fans decir que recientemente ha abierto tienda propia en Madrid (hasta ahora vendían en córners en El Corte Inglés y Las Rozas Village), y para los no tan seguidores de la marca deciros que es, probablemente, una de las firmas que más innovaciones ha aportado a la moda masculina, si bien eso ya os lo contaré en otro post. 

Dicho esto, buen fin de semana a todos y el domingo, o lunes en Canal +, todos pegados al televisor para ver a Roger, Peter, Betty, Peggy y cia beber y fumar sin moderación en lo que supondrá, seguramente, el principio del fin de Don Draper.