Pum Pum.!! Dicho así, cuesta creerlo. Pero si te digo que sólo lo hará temporalmente, los adeptos a la firma francesa y el pijerío nostálgico de turno (yo entre ellos ;-)) dejarán de hiperventilar. El caso es que, coincidiendo con la presentación de la nueva colección FW19 de Lacoste durante la Semana de la Moda de París, la marca ha decidido lanzar simultáneamente una colección cápsula que sustituye el icónico logo del verde reptil por otros diez animales en peligro de extinción. 


 
Con esta acción (#LacosteSaveOurSpecies), ideada junto a la agencia BETC y la International Union for Conservation of Nature (IUCN), se pretende concienciar a la sociedad sobre las especies animales cuya existencia está lejos de pervivir si no hacemos algo al respecto. Pues ellos se han puesto manos a la obra y el dinero recaudado con la venta de los polos se destinará directamente a la ONG para proteger dichas especies y trabajar por la conservación de la naturaleza. Algo es algo, y esperemos que esto sólo sea el principio y mantengan esta línea comprometida y activista. Y otras marcas, también. 



De edición limitada al número de animales de cada especie que viven en la actualidad, las logos de marras se bordarán sobre el mítico polo blanco al precio de 185 euros la unidad y sólo estarán disponibles (lo que duren, que será muy poco) desde la web francesa (link aquí). Así, se han producido un total de 1.775 piezas, que son el total de animales de estas diez especies que están amenazadas. El reparto es por especies. Es decir, del Rinoceronte de la Sonda, una variedad de este animal que puebla en Indonesia, se han fabricado 67 unidades. Del Loro Kakapo, 157…y así con cada especie, el número de polos por el número de animales vivos de esa especie. Hay tortugas, marsopas, lémures, loros y algunos que como el Gibbon de Cao-Vit que ni Frank de la Jungla pone cara. 


Pues nada, ya os lo he contado. Avisados estáis cuando veáis a alguien con un polo con un logo raro y penséis en lo malos que son los chinos imitando cocodrilos. Y no me digáis que nunca habéis ido a un mercadillo y el cocodrilo parecía dibujado por la mujer del Eccehomo de Borja. ;-) Yo, sí.
Diez años han pasado desde que, en una edición barcelonesa de la malograda Bread&Butter, la feria streetwear que durante un tiempo situó el foco fashionista internacional en la Ciudad Condal, conocí a la firma de zapatillas Veja. De origen francés y con un proyecto basado en la sostenibilidad total, en todos los sentidos, por aquel entonces la firma irrumpía en el mundo del calzado de moda con dos modelos aparentemente sencillos pero sublimes en cuanto a diseño y al concepto de estilo urbano que luego la moda nos ha deparado años más tarde. 

Casi visionarios del universo normcore y la moda funcional y muy urbana de nuestros días, de aquel día en que me fijé en su modelo Volley recuerdo a dos franceses un poco perdidos en el mundo feria, y casi más en el universo moda, y cuyo mini espacio de exposición les separaba por un sofá chester impecablemente envejecido de una marca española encabezada por otros dos jóvenes españoles con una firma, en su momento emergente, de estilo british y confección casi sastre a precios razonables, a la postre El Ganso.


Volviendo a Veja y a aquella Bread&Butter, de aquel día también recuerdo haber escuchado de boca de uno de los franceses un término que en principio me sonó a chino y que con el tiempo se ha convertido en un mantra para cualquier marca global que quiera mantener su imagen corporativa y su reputación social impecable: Economía Verde. Vale, vale, pensé, dos años te doy. Gilipollas de mi.

Pero no reparé mucho más tiempo en aquel concepto, la verdad. Sólo me obsesioné con comprarlas, algo que conseguí tiempo después previo viaje exprofeso a Palma de Mallorca para visitar Adicct y hacerme con unas radiantes Veja Volley blancas y azules. Pura crema (en aquel entonces la virtualidad no era lo que es hoy. Bienvenido futuro). Superada ya mi obsesión por la marca cuando comenzaron a venderse en M69 (Barcelona) y en Sportivo (Madrid) y con unos cinco modelos firmados por la enseña gala en mi zapatero, comencé a interesarme más por la firma en sí como proyecto empresarial, y recordé las palabras de aquel chico con el que hablé en la feria. Economía Verde.

Recuerdo que me hablaron de fabricar sólo con tejidos sostenibles y de bajo impacto ambiental, y hacerlo de forma lo más justamente posible en todos los aspectos, desde lo económico a lo social pasando por lo medioambiental. Para ello fabricaban en Brasil de la mano de una asociación de recolectores de caucho para las suelas, con otra el algodón, plantado en cultivos libres de fertilizantes y pesticidas y de acuerdo a los principios de la agroecología, y así con otras tantas asociaciones y colectivos sociales, todas ellas que garantizasen que todas las fases del desarrollo del producto fuesen totalmente sostenibles y de acuerdo a un comercio justo. Mola. Y allá por aquella época más. Al igual H&M y Zara se preocupaban entonces tanto como lo hacen hoy en día por la ecología y el comercio justo y a nadie le resulta extraño a día de hoy haber escuchado repetidas leyendas urbanas de niños fabricando bolsos en condiciones de pseudo esclavitud y trabajadores en condiciones lejos de cualquier convención internacional. No sé como casa esto con la noticia de que Zara es la segunda compañía del mundo más eco sostenible a día de hoy.

Años más tarde, hoy Veja vuelve a la actualidad con un proyecto consolidado, con presencia en más de 20 países diferentes y vendiendo sus “baskets” en establecimientos seleccionados de medio mundo como Kith o Club Monaco en New York, Colette o las Galerias Lafayette en París, Homecore en  Berlín o en Dover Street Market International en Londres. Félicitations mes amis!!!. Además, cuentan con una estructura consolidada, alianzas comerciales con colectivos sociales en riesgo de exclusión, una imagen corporativa impecable y de cuidadísima puesta en escena y un portfolio de productos que supera los quince modelos de zapatillas para hombre, mujer e incluso niños, además de hacer bolsas de viaje y productos de marroquinería.


En estos días, además, la enseña gala ha salido a la palestra por haber firmado una colaboración estelar con Bleu de Panama, una firma también francesa nacida hace cinco años bajo la etiqueta “Trustworthy Brand” (marca de confianza) con la que comparten valores eco y visiones parejas del negocio y cuya propuesta de moda es retomar y reinterpretar la ropa de trabajo para una nueva generación de urbanitas, según la define el blog de la tienda de la calle Parlament barcelonesa Trait Store, todo un proverbio del buen gusto en moda y tendencias y con una oferta de marcas de primer nivel.


Cómo pasa el tiempo! Veja Iacta Est.
El pasado domingo concluyó en Barcelona una nueva edición del Beefeater In-Edit, el festival internacional de cine y documental que, con la música como eje temático y como conectora de culturas y personas, proporciona al público masivo una oportunidad única de acceder a contenidos que, por las dificultades inherentes a su género, no suelen conllevar taquillas millonarias y su visionado se limita, en la mayoría de los casos, a circuitos cortos y alejados de las salas de cine convencionales.


Así, desde el pasado día 29 de octubre, día que la decimotercera edición del festival dio el pistoletazo de salida, han sido once días plagados de citas musicales ineludibles, con un total de 51 títulos con todo tipo de estilos y referencias musicales, desde James Brown, Nina Simone o Chavela Vargas a Kurt Cobain o Bunbury, pasando por otras tantas bandas como Backstreet Boys, REM, The Jam o Daft Punk, entre otros.


Precisamente fue el documental Daft Punk Unchained (aquí el trailer) el que abrió la programación del festival; una pieza de 85 minutos de duración en la que se repasa la vida y milagros (musicales, se entiende) del legendario dúo francés formado por Thomas Bangalter y Guy-Manuel de Homem-Christo (que ya me parece un nombre de estrella, no de persona normal que te encuentras comprando el pan o en la cola de la pescadería). En la cinta se narran desde los inicios de la pareja en Darlin´, una suerte de banda musical de colegio, frustrada desde sus propios inicios, hasta su ascenso al pódium global de la música electrónica ya con su acertadísimo anonimato como seña de identidad que los acerca a la categoría de mito. ¿Quién, si no es la ostia en verso, se atreve a ir por la vida con sendos cascos metalizados para presentarse allá dónde van? No vale como semejanza cuando te bajas de la moto y entras en la panadería sin haberte sacado el casco. Yo lo hago pero eso no me convierte en mito, más bien en gañan. Pero cada uno tiene su arte. Ellos han creado de ello un estilo de vida, y ni el director del metraje ha sido capaz de desenmascararlos para el filme.

En la cinta, dirigida por Hervé Martin Delpierre, podemos conocer de primera mano de músicos y todo tipo de artistas multidisciplinares que aportan testimonios y opiniones sobre la trayectoria musical del dúo francés, empezando por Kanye West, Michel Gondry, Nile Rodgers, su actual manager Pedro Winter o el fotógrafo Peter Lindbergh, entre otros, así como el polifacético Pharrel Williams, reciente dinamitador de su carrera musical y que colaboró con la pareja en éxitos como el tema Get Lucky, que les devolvió a los primeros puestos en las listas de ventas de medio mundo con su álbum Random Access Memories, con el que arrasaron en los Grammy 2014 alzándose con múltiples galardones, incluido el mejor de mejor álbum del año.


El estreno en nuestro país del documental sobre la banda francesa, sancta sanctorum de la música electrónica y referente musical para toda una generación en todo el planeta, coincide además con la presencia (ya residual) en las carteleras españolas del filme Eden, estrenado en el pasado Festival de Sundance y que revive el nacimiento y desarrollo de la música electrónica en Francia durante la década de los 90, en lo que se conoció como escena “French Touch” y que supone el cuatro largometraje de la directora gala Mia Hansen Løve. Si eres fan de la música garage, house o sientes aún nostalgia por los órganos Casio no puedes perderte la banda sonora original, todo un must. Eso sí, sube el volumen y ponte un casco, verás la cara de tu novia, amigo o vecino, todo un poema, seguro. 




Abril de 2013. Daca, capital de Bangladés. El edificio Rana Plaza, situado a las afueras de la populosa ciudad, colapsa dejando una cifra de víctimas mortales superior a las 1.100 personas, y más de 2.000 heridos, todos ellos empleados de un taller textil que se ubicaba en el propio edificio, dedicado a producir prendas para más de una treintena de firmas occidentales de moda.


Esta trágica noticia, que conmocionó al mundo, hizo que Andrew Morgan, un documentalista y cineasta americano, comenzara a plantearse de dónde procedía la ropa que vestía e interesarse sobre los perjuicios sociales, económicos, medioambientales y psicológicos que provoca la moda, una industria que cada año mueve globalmente miles de millones de euros y que emplea a más de 40 millones de personas en todo el planeta, el 80% de las cuales son mujeres.  

Con esa reflexión vital como punto de partida, Morgan decidió aportar su granito de arena y desarrollar el documental “The True Cost”, que fue presentado durante el pasado Festival Internacional de Cine de Cannes (Francia) con un gran éxito de crítica y que fue financiado  íntegramente gracias a la aportación económica de más de 900 patrocinadores en Kickstarter, una plataforma colaborativa de captación  de fondos, poniendo en tela de juicio el fenómeno conocido como “fast fashion”, así como el impacto que ésta está produciendo en nuestra sociedad.


En la cinta, de 92 minutos, aparecen los activistas Mu Sochua o John Hilary, líder del movimiento War on Want que lucha por la justicia global en causas sociales, así como otros tantos personajes, más o menos célebres, entre los que destaca la diseñadora británica Stella McCartney, miembro activo de la asociación PETA y altamente concienciada con la producción sostenible dentro del universo fashion o Livia Firth, hija del aclamado actor inglés Colin Firth e impulsora de Eco-Age, una compañía que fomenta la moda sostenible y certifica los procesos industriales de algunas enseñas de moda, entre las que destacan las firmas Victoria Beckham, Narciso Rodriguez o Burberry´s, entre otras, las cuales se han sumado a este justa causa en pro del planeta y de una sociedad y un comercio más justo.

Con sus aportaciones, el documental invita a reflexionar acerca de quién realmente paga el coste de la ropa que vestimos a diario en Occidente, haciendo para ello un repaso gráfico que se mueve entre las glamourosas pasarelas internacionales y las imágenes de los suburbios y fábricas de algunas ciudades asiáticas, atiborradas de personas que, a diario, se juegan la vida a cambio de un sueldo indigno y unas condiciones laborales altamente cuestionables en materia de salubridad, higiene y seguridad.  

Así, el filme, que puede verse en nuestro país en plataformas de pago como Canal +, Netflix o a través de iTunes, ahonda en cuestiones tales como la especulación bursátil en torno al precio de las semillas para producir algodón o despeja datos tan relevantes como el que asegura que en Estados Unidos, allá por los años sesenta, la producción de ropa se desarrollaba casi íntegramente en el propio país (95%), llegando a nuestros días con el 97% de las mismas fabricadas, en condiciones cuestionables, en países como Vietnam, Camboya o Bangladés, entre otros.


Además, el documental deja lugar para la reflexión personal con otros datos del estilo, como aquellos que sitúan a la industria de la moda como la segunda más contaminante del mundo, por detrás de la industria petrolífera o aquellos otros que nos deberían hacer pensar en esa moda “low cost” asociada directamente a un mal endógeno en la sociedad contemporánea: el consumismo exacerbado. Un filme muy recomendable para todos aquellos, o no, amantes de la moda, que debe hacernos reflexionar sobré qué consumimos y que no, en qué medida lo hacemos y sobre todo, a qué coste.  Te dejamos aquí un enlace al trailer de la cinta original. 



Entre las personas, por las mañanas, y más si son de lunes, hay todo tipo de perfiles y condiciones. Los hay que madrugan como si la pereza de comenzar un nuevo día no fuese con ellos, los hay que apagan el despertador seis veces en diez minutos antes de poner un pie fuera de la cama e incluso los hay que se tapan con las sábanas como si ello les protegiese de sus quehaceres diarios cual escudo antimisiles.


Sea como fuere, una vez pones un pie fuera de la cama hay dos direcciones posibles a tomar: el lavabo o la cocina. Yo, que soy de esos que necesito una dosis doble de café matutino para poder, siquiera, levantar la tapa del inodoro, tengo claro mi primer destino matinal: la cafetera. No coffee, no brain, just simple. El caso es que para todos aquellos cafeteros e independientemente de cómo lo tomes, cómo lo hagas o si eres de leche o de sacarina, la productora y estudio de diseño & Orange, con sede en Los Angeles ha creado este corto animado que ilustra las diferentes maneras de hacerte un sabroso café casero. Expreso, por goteo, de émbolo, de vacío o a la italiana, con la archiconocida Oroley capaz de aguantar un bombardeo nuclear, todas las formas de hacer un negro y humeante café se recogen en esta pieza visual con sus tiempos aproximados de preparación y el tipo de grano a utilizar en cada caso. 

                      


Abstenerse los usuarios de Nespresso y máquinas homónimas.  Su cómodo, aséptico y funcional método de hacer café por cápsulas en 20 segundos no parece tener cabida en el universo cafetero para estos creativos americanos. Todo un ejercicio de estilo para diseñadores, curiosos y cafeteros por excelencia. Como bien rezaba la canción de No me pises que llevo chanclas, ¿Y tú de quién eres? Buen macchiato a todos…