Airbnb entra en el mundo offline con Pineapple

¿Conocéis la máxima de “no te acostarás sin aprender algo nuevo cada día”?. Pues hoy yo hoy ya me puedo ir a la cama tranquilo. ¿Por qué? Porque hoy he aprendido que la piña, el fruto como tal, es el símbolo internacional de la bienvenida y la hospitalidad. Pues muy bien, pensaréis, ¿y eso a qué viene?

Pineapple, su traducción al inglés, es el nombre de la nueva revista que esta semana presentará internacionalmente Airbnb, la web/app que permite compartir alojamiento, alquilar espacios y viviendas entre particulares en cualquier parte del mundo bajo el concepto de economía colaborativa. Con una tirada inicial estimada de 18.000 ejemplares (+ 1.000 descargables online), 128 páginas y un coste de 12 dólares (9 libras en UK y 11 euros en Europa), la revista se distribuirá en quioscos, librerías, tiendas de conveniencia, etc. y presentará trimestralmente tres ciudades con guías, tours, fotos, consejos y demás información curiosa sobre viajes y viajeros que utilizan la plataforma web como modo de viajar y conocer mundo a precios competitivos.


En su primera edición, Pineapple, que no incluirá publicidad externa ni noticias de la propia Airbnb como tal, al menos en principio, incluirá una guía sobre Londres, un ensayo fotográfico sobre San Francisco y un tour culinario sobre Seúl, todo ello con especial protagonismo, al igual que su web corporativa, de la fotografía y el diseño.

Para quienes no conozcan Airbnb - que de todo hay en este mundo - decir que es una compañía fundada en California en 2008 por tres amigos que gracias a las deudas que acumulaban con sus respectivos caseros en concepto de renta decidieron subir anuncios en la red y ofrecer un sofá (de pago) para viajeros en el salón de sus casas. Seis años más tarde, su valor como empresa asciende a diez mil millones de dólares, cuentan con más de 800.000 mil referencias que han alojado a más de 20 millones de huéspedes, ofertan espacios en más de 34.000 ciudades, entre ellos 600 castillos y un iglú, y tienen presencia en 190 países. Ahí es ná.


Pero claro, como reza el claim de la película sobre Facebook, “La Red Social”, nadie hace un millón de amigos sin buscarse un enemigo. En este sentido, son muchos los detractores de este tipo de negocios basados en la economía compartida o colaborativa y que permiten que vendedores y consumidores, ignorando las reglas que marcan las grandes corporaciones y lobbies, e incluso los gobiernos, puedan conectar directamente entre ellos y espabilarse a su modo. Para algunos entiendo que es miedo, inadaptación o rechazo al progreso y para otros es pura lógica fiscal: economía sumergida.

Sea cuál sea tu punto de vista, que para todo hay versiones, lo que sí es cierto es que Airbnb está cambiando las reglas del juego en cuanto a viajar se refiere, al igual que cada día más comienzan a surgir plataformas, iniciativas o negocios en casi cualquier ciudad fomentando el coworking, el bookcrossing o el carsharing. Para gustos, los colores.


Y hablando de colores, los de su logo en este caso, Airbnb también saltó a la opinión pública este verano, en parte gracias a las redes sociales, debido a su cambio su logotipo corporativo (creado en dos horas por pura necesidad) y el lanzamiento del nuevo, denominado “Bélo” (del inglés belong to), una especie de clip de oficina doblado con una “A” interior sobre fondo rojo apagado y que muchos interpretaron como una vagina, un pene y otros tantos parecidos más o menos razonables, casi todos ellos con connotaciones sexuales. Los “memes”, que así se llaman las sátiras virales que circulan por la red a diario, no tardaron en surgir y ellos se subieron al carro lanzando una herramienta – Create Airbnb – que permitía diseñar tu propio avatar a partir de la “vagina” imaginaria. Meses después y tras más de 20.000 versiones diferentes compartidas por los usuarios ya ni se me asemeja a una vagina ni me acuerdo del color que tenía antes el logo (azul). Veremos si pasa lo mismo con el icono de iTunes (rojo desde hace dos semanas).

Lo dicho, a leer y a viajar, que de todo se aprende…


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