Hay marcas que, sin gustarme especialmente el producto o
servicio que fabrican, desarrollan o venden, me parecen geniales por un sinfín de aspectos, sintiendo por
ellas una especial predilección y simpatía. Aunque no las consuma (con un par de huevos). Seguro que a
ti también te pasa o nunca lo has pensado, que también puede ser. Pues una de esas es Camper, la mítica, vanguardista y
mallorquina firma de calzado fundada hace ahora 40 años por la familia Fluxá y
que en la actualidad, con presencia en más de 60 países y con 400
establecimientos, es una de las firmas españolas más reconocidas y prestigiosas
internacionalmente y cuya dirección corre a cargo de la cuarta generación
familiar.
Asentada sobre los valores de la tradición, el diseño
vanguardista, la herencia de la tierra, la artesanía y el respeto por el medio
ambiente, Camper va más allá de ser un mero fabricante de calzado para
convertirse con el paso de los años en una compañía puntera y de referencia global
en lo que a diseño, moda y tendencias se refiere. Ejemplo a seguir desde el
punto de vista de la imagen de marca y de comunicación con sus públicos y en la
diversificación en los negocios, la enseña balear ha extendido sus tentáculos
empresariales hacía sectores como el textil, complementos y accesorios con la
firma Medwinds y hacía la hostelería y la restauración con los hoteles Casa
Camper y los restaurantes Dos Palillos (Barcelona y Berlín) cuyos responsables
son el chef ex-elBulli, Albert Raurich y su mujer, la sumiller japonesa Tamae
Imachi, que a día de hoy suponen todo un referente gastronómico al unificar la
filosofía de la tapa española y la cocina asiática. Pum Pum…
Antepongo ya que en el pasado fui fiel a la firma zapatera,
habiendo calzado náuticos de suela blanca por doquier en mi adolescencia,
cuando Pielsa y Camper se batían el cobre y Timberland o Panama Jack irrumpían con fuerza en el
mercado patrio para ponernos a todos con los pies amarillos y abrillantando
zapatos a golpe de grasa de caballo ( do u remind?) Y entonces, ¿por qué siendo una marca que me
encanta en cuanto a valores e imagen no me gusta en cuanto al producto que fabrican?
Entiendo que la razón se encuentra en la asociación metal rápida que hago entre
la firma y su público objetivo. Si bien soy un joven urbanita, profesional
liberal, creativo (a veces) y trato de mantener intereses más allá del fútbol,
nunca he terminado de conectar con su estilo vanguardista de diseño, con suelas
y materiales tipo caucho, goma o incluso neopreno y algunos más futuristas aún
y formas nada convencionales. Bien, pero no me gustan. Seré convencional…
Recuerdo modelos míticos de la enseña mallorquina como el Camaleón, los Twins o los ultra best sellers Pelotas
(muy vendidos pero feos, ahí lo dejo) y otros no tan conocidos ni míticos no
soy capaz de quedarme con ninguno. Llámame raro.
El caso es que me guste lo que hacen o no, lo que fabrican o
no y así sucesivamente, Camper es un icono de la moda y el diseño en todo el
mundo. Y si no que se lo digan al London Design Museum que desde el mes pasado muestra
la exposición Life on Foot que, con
motivo del 40 aniversario de la firma española, explora el diseño de sus
zapatos además del proceso creativo y de fabricación que siguen, los materiales
que emplea la firma y la forma de comunicar y de conectar con sus públicos a
través del paso de los años. Desde la idea a la caja, todo ello gráficamente documentado, fotografiado, a través de video, de publicidad, de packaging. La historia de la firma, vamos.
Ya sabes, otra excusa para escaparte a Londres este verano….Recuerda,
Camper, Life on Foot.
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